Lo que Cádiz no quiere recordar

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Diez menos cuarto de un 18 de Agosto. Cádiz se tiñe de un rojo incandescente por una explosión. Esto pasaba hace hoy 68 años, en 1947.

Explotaba un polvorín en la Base de Defensas Submarinas de Cádiz, donde entre 1942 y 1943 habían sido depositadas 2.228 minas submarinas y cargas de profundidad para afrontar la II Guerra Mundial en el supuesto caso de que España hubiese entrado en el conflicto bélico. Eran conocidos por todos, estos temores que al final se disiparon, pero no así la presencia de estas armas, que permanecieron allí por tiempo indefinido. El desenlace de esta decisión militar fue nefasta para los gaditanos.

imagesLa explosión del almacén de minas núm. 1 segó la vida de 150 personas que dejaron a sus familias rotas por el dolor de su ausencia y desamparadas económicamente. Los daños materiales dejaron a la ciudad completamente desfigurada, por lo que tardaría muchos años en recuperarse de sus heridas. Y la condena al silencio inherente al Régimen sembró de dudas y de reprimida indignación a quienes fueron testigos de tan dramático suceso.

Cádiz ha sufrido a lo largo de su historia dos grandes desastres: el Maremoto de 1755 y la Explosión de 1947; la primera, de origen natural, y la segunda, de origen tecnológico. Sin embargo, a pesar del drama humano que significaron ambos hechos, de los dos parece que nos hemos olvidado.

Las autoridades elevaron a 152 el número de víctimas oficialmente fallecidas en la Explosión de Cádiz del 18 de agosto de 1947, cifra a la que debieron llegar contando prácticamente nombres y número de sepulturas y renunciando a un trabajo de identificación y certificación exhaustivo.

Un riguroso trabajo de investigación iniciado por José Antonio Hidalgo Viaña y culminado por José Antonio Aparicio Florido ha demostrado que el número de víctimas mortales se elevó con total certeza a 148 personas, si bien existen dos enterramientos de la misma época que despiertan sospechas en cuanto a su relación con la explosión. Se trata de un “varón sin identificar” y de un menor llamado Juan Francisco Jiménez Muñoz que fueron enterrados en el cementerio de San José, en Cádiz, sin que hasta la fecha se haya esclarecido su verdadera identidad.

68 años de un sucesos que conmociono a la bahía y que se dejó notar en la localidades vecinas tales como Rota, El Puerto, San Fernando o Puerto Real. Los mas afectados fueron los trabajadores de los Astilleros y los vecinos de la barriada de San Severiano. Barriada que tuvo que reconstruirse casi al completo debido a los numerosos daños.

Pudo haber sido peor, ya que el almacén de minas num. 2 estaba situado a menos de 100 mentros del siniestrado, pero que gracias a una cúpula de uralita y sus muros, ya desaparecidos, aguantaron la onda expansiva aunque dejaran al aire 491 minas submarinas.

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