Siempre hemos oído que fumar perjudica gravemente a la salud de los ciudadanos. Pues bien, cuando hablamos de tabaco ilegal, es decir, el comercializado por canales de venta irregulares, puede, si cabe, provocar un daño mayor a la salud pública de la población.
En primer lugar por la propia composición del mismo. Según indican los estanqueros y las empresas dedicadas a la comercialización de este producto se produce aquí un problema de un etiquetado que no se corresponde con la composición real del producto y que no se ajusta a los parámetros legales de comercialización establecidos en nuestro país para la venta de este producto.
No hay que olvidar que siendo un producto que afecta claramente a la salud de los consumidores se debe velar porque el impacto de su consumo sea menor.
Por otro lado, también es perjudicial porque, como he indicado en muchas ocasiones, quien se salta la norma se la salta para todo y no solamente en una cuestión puntual. Me explico, al venderse por canales ilegales se vendería a clientes que no deberían serlo por su condición personal, por ejemplo, los menores de edad. Por tanto, es doblemente perjudicial este tabaco en estos supuestos: por su venta y composición ilegal sumado a la venta a menores de edad.
Me consta los esfuerzos que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado están realizando para erradicar esta venta ilegal pero los datos son tremendamente preocupantes en cuanto a niveles de consumo. Se estima que un 46% del tabaco que se vende en Andalucía es ilegal.
Aparte de todo esto está una cuestión fiscal. Esto es menor aunque también tiene su importancia. Si estamos en cuotas cercanas al 50% es mucho dinero el que se deja de recaudar.
Ante este panorama tan desolador y la crudeza de los datos ofrecidos, solo caben dos medidas: sanciones contundentes para vendedores y un mayor control y detención de los canales importantes de distribución del tabaco ilegal pero, también, la realización de campañas de concienciación social. Si hay tabaco ilegal en el mercado es porque hay consumidores que lo compran. Por tanto, con buenas campañas dirigidas a los consumidores se evitaría la venta de este producto seguramente con la frecuencia que hasta ahora vemos y con los porcentajes en incremento que estamos viendo.
No obstante, de nuevo, como representante de los consumidores les hago una recomendación adicional: no fumen, sea tabaco legal o ilegal nos va a matar a medio o largo plazo. Por tanto, lo mejor es evitar su compra de todas las formas posibles.